sábado, 6 de febrero de 2010

Religión




Casi de pronto te consideré divino y sagrado...

Te organicé como una religión única.
Sin practicantes.
Sin origen.
Sin ritos.

Pero fuiste una oración al viento.

Símbolos inertes.
Rezos.
Plegarias.
Milagros sin fé.

Subrayé en vos
una actitud ideológica inventada.

Culto de fieles infieles.
Ser supremo de lo obvio.

Organización de ruegos sin ofrendas...

Secta universal de mi único universo.

Y esa actitud religiosa
que siempre me llevaba
a la divinidad de la herida...

Vos y yo.

Dos religiones enfrentadas entre sí.

Opuestas.
Esotéricas.
Esquivas.
Paganas.
Sin figuras sagradas.

Quise creer...
Y terminamos crucificando todo
para no creer en nada...

Laura