
Después de pensarlo, armé todo para comenzar el partido.
Blancas, negras.
Peones, torres, alfiles, caballos.
Dudé un momento al poner el rey y la reina.
Pero no podía seguir mi estrategia racional sin colocarlos.
Y comencé a jugar, conocía bien las columnas que me llevaban a tu recuerdo.
No podía ignorar las diagonales que se cruzaron, alguna vez, en el tablero de nuestros sueños...
Necesitaba hacerte jaque mate.
Comencé el juego...yo sola, jugaba contra mí misma y eso significaba jugar en contra tuya.
A contraluz veía tu sombra...
Eras el rey y el peón.
O eras el peón que yo tranformé en rey.
Me temblaban las manos cuando recordaba que el azar nos había reencontrado.
Y que la vida nos había separado...
Quería terminar esta historia.
Y eliminarte lentamente para que no te quedes en mí...
Contradicciones que te alejan y te acercan...
Y, sumado a todo esto, ... este reglamento del ajedrez que sólo permite que te capture para terminar el juego...
Laura